miércoles, julio 2

Firmin

Podemos hablar de una mezcla de sabores, tomar la metamorfosis de Franz Kafka, Tumbuctú de Paul Auster y cualquier novela de Bukowsky, mezclarlas, y lo que saldría sería una novela muy parecida a Firmin. Con reminiscencias de un Gregorio Samsa que despierta siendo una especie de insecto, en este caso es una rata lo que resulta de la metamorfosis, ya que en todo el transcurso del libro, es una rata la que nos platica sus sentimientos, sus vivencias y su diario, a la que un puntapié deja lisiada de una pata en lugar de un manzanazo enterrado en el costado. Bien podría hacerse la alusión a la vida de un autor mediocre que es más lector que escritor y puede culpar su situación a su estado de rata en lugar de a la mediocridad. Un ser acomplejado con su físico (una rata vanidosa), desencadena en un personaje introvertido que lo único que hace es contemplar a los demás, se mantiene a distancia sin interactuar con ellos, lo único que le produce placer es leer, su refugio son los libros (otra historia también vieja), su acercamiento a las mujeres es a través de películas pornográficas y sus propias alucinaciones. Como Tumbuctú el perro protagonista de Auster, Firmin, protagonista de Sam, nos resulta en algunos episodios conmovedora dado que perdemos la noción de que no es un humano hablando a través de los ojos de un animal sino el propio animal. Otro ingrediente más es una ciudad en decadencia, un Boston que literalmente es un nido de ratas al cual van a destruir para volverlo a reconstruir, de ahí el título original del libro "Aventuras del bajo fondo metropolitano" la descripción del lugar es de un barrio pobre y olvidado en el que todo el tiempo está lloviendo, uno puede pintar toda la novela de gris y lluviosa. El cuento (¿o novela?) es entretenido y recomendable, después de todo, cualquiera se ha sentido rata alguna vez y ha pensado que ya nada puede salir peor de lo que ya está y aunque la vida no siempre es color de rosa hay para quienes parece ser siempre gris, como es el caso de esta novela (¿o cuento?), que se enfoca a sólo contarnos la vida de un ser rata, que endilga su comportamiento precisamente a ese estado y el único compañero que consigue, es un personaje quijotesco, escritor fracasado, borracho y medio loco, que lo acepta aún en su condición de roedor.

"...tanta emoción, tanta ansia, eran demasiado enormes para un cuerpo tan pequeño como el mío, y aquellas noches, durante el camino de regreso a mi polvoriento cuchitril del techo de la librería, me agarraba unas depresiones terribles. Malo es el amor no correspondido; pero lo que verdaderamente puede hundirlo a uno es el amor no correspondible"

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