domingo, septiembre 6

Entre vinos y agravios (Parte I).

Tres sujetos en pleno debate, dos de ellos acorralando al tercero en cuestión con un fuego cruzado a quemaropa, las frases exactas no llegan a mi memoria pero las injurias proclamaban algo más o menos así, sujeto X (nombre masculino): "...no puedes juzgar a la literatura mexicana de escribir sólo de inditos pobres si únicamente has leído un libro de Carlos Fuentes en tu vida, ¡debes leer más Carlos Fuentes! mexicano comparable con tus Tolstoi o Cortázar..."; sujeto Y (nombre femenino): "... la música de un grupo como Maná trasciende más fronteras de las que te imaginas yo que soy conocedora del mundo te digo que es comparable con la trascendencia de los Beatles sólo que no tuvieron la lana de ellos (los Beatles), no puedes decir que la calidad musical está ligada con una zona geográfica...".


Estas, lector, son las preposiciones de las que he de partir, algo que puede justificar este par de ultrajes a dos de mis filias más veneradas, la lectura y la música, es que este par de profanadores tenían ya 750 cl. de vino haciendo estragos en su organismo (asumo que su razonamiento también estaba ya un poco afectado) aunque de no ser por el tamaño de sendas blasfemias, que me calaron, no se habría detonado esto que ahora escribo. No soy un crítico consumado de literatura, no estudié nada relacionado con ella, pero tengo una profunda afición por la lectura, y he leído a más de un mexicano, hemos de listar algunos: la muerte tiene permiso de Edmundo Valadés; el laberinto de la soledad, la llama doble, piedra de sol, sade un más allá erótico de Octavio Paz; vida con mi viuda de José Agustín, visión de los vencidos de Miguel León Portilla, Aura de Carlos Fuentes (el que generó la polémica); en busca de klingsor, el temperamento melancólico, el fin de la locura, tres bosquejos del mal, sanar tu piel amarga de Jorge Volpi; amphytrion de Ignacio Padilla; herir tu fiera carne, las almas abatidas, de Eloy Urroz; un par de canastas de cuentos mexicanos, una recopilación de más cuentos mexicanos de Carlos Monsivaís (ésta la dejé a la mitad); perdida la cuenta de todos los libros de Rius (Eduardo del Rio) que han pasado por mis ojos y hasta cuentos de ciencia ficción y del genero futurístico/vampirezco de autores poco conocidos que editara hace ya tiempo Goliardos, en fin, considero que he leído de todo un poco hablando de autores mexicanos.


En cuanto a lo que yo argumentaba en contra de aquella injuria que dió origen a este debate escrito es que sólo se trata de mi particular gusto y como lo ha dicho muchas veces una gran amiga de tertulias, "en gustos se rompen madres" lo que si digo es que la insensatez es atreverse a comparar a Tolstoi y Cortázar con Carlos Fuentes, eso sí no me cabe en la cabeza, el primero es un clásico de la literatura universal (no lo digo yo sino varios estudiosos del tema) y el segundo, quizá no reconocido aún al nível de Tolstoi pero sí es de reconocerse su manejo del lenguaje, sus personajes inolvidables -como la maga de rayuela, los cronopios y famas surrealistas de sus cuentos- eso es lo que yo debatía que no hay comparación entre ellos si por eso me llaman malinchista entonces yo puedo argumentar lo contrario un excesivo amor a la patria al grado de creer que Carlos Fuentes será considerado un clásico de la literatura mundial al lado de gigantes como Tolstoi, eso lo considero imposible, inimaginable porque los temas de los grandes autores mexicanos, al menos los que han llegado a mis ojos u oidos, en su mayoría escriben sobre el mexicano, sobre opresión, sobre pobreza, sobre pueblos mágicos decadentes, sobre inditos, sí le pese a quien le pese, no es en tono despectivo pero son indios que trabajan en el campo y les va mal y todas las peripecias por las que pasan con ayuda del inigualable ingenio del mexiano que busca darle la vuelta a todo revés, también están los cuentos de la revolución, o las novelas de la revolución, pero en su mayoría MUY localizados, puede ser que un peruano o un gatemalteco o un venezolano puedan sentirse identificados porque al final han pasado por episodios similares, en cambio lo que hace trascender a un Tolstoi, es el manejo de emociones tan palpables por cualquiera que no sea ruso, celos, inseguridad, prepotencia, historias de traición, y como tema secundario, la rusia de aquellos años, pero sus personajes son más que el ambiente en el que los coloca, las maquinaciones de cada uno de sus personajes tan bien definidas, eso es lo que no he observado en ningún autor mexicano hasta hoy, si ya se escribió, que me lo recomienden, pero ni Volpi ni su club del crack que intentan cambiar el rumbo de los boomeros, han conseguido que yo considere que uno de ellos será el nuevo Dostoievski o Tolstoi o Cervantes, con todo y que soy mexicano, pero lamentablemente esto es algo que no se ha conseguido.


Que prefiero dejar de leer la región más transparente por leer en su lugar cualquier otro libro de Julio, ¡claro que sí! aún me esperan sus dos tomos de la vuelta al día en ochenta mundos, los dos de último round o la guerra y la paz de Tolstoi o aunque no en el debate sí en mi lista de espera muy pero muy por encima de Carlos Fuentes, Milán Kundera, Dostoievski, Chuck Phalaniuk, Saramago, Borges, Lao Tsé, Asimov, Carpentier, Antunes, Bulgákov, Navokob y algunos compatriotas de Fuentes como Volpi, Urroz o Pitol también estarán antes en mi lista de espera por ser leídos, porque a mí Fuentes no me gustó y no digo que sea malo me agradó su Aura y su ambiente gótico pero sé que difícilmente encontraré algún personaje de Carlos bailando tregua y catala o que siquiera la psicología de sus personajes sea comparada con la que se puede sentir en cualquiera de los personajes Tolstonianos, si eso les ofende, aprendan a vivir con ello, el autor de estas palabras podrá dejar de leer a sus autores por leer a Fuentes pero eso no va a cambiar el hecho de que no es un clásico, le duela a quien le duela, así que esos mexicanos que en cuanto se habla mal de uno de ellos desenvainan la espada y comienzan a tratar al agresor como un malinchista, aceptenlo, eso es lo que no los deja darse cuenta que quieren dar un mérito mayor al que en realidad se merecen esos autores, porque el día que una novela mexicana sea tratada con el interés y el respeto con el que se trata a Ana Karenina o al Quijote o a Los Miserables o Fausto, entonces sí diré hurra por este mexicano que se pone al lado de los clásicos, pero creo que una cosa es aplaudir el talento y otra aplaudir la nacionalidad.



La segunda parte de este escrito dará cuenta del sujeto Y y su profanación...

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